Jamás, jamás he sido parte de nada ni de nadie.
Esa sensación de ser ajeno, esa que te envuelve y que te suministra morfina imaginaria para alimentar a tu soledad, para saciar el vacío y la falta de afecto en tu vida, pero de afecto real, de afecto puro y sincero, de ese que ya no hay ni habrá.
Momentos secos de profundo análisis mental, momentos de análisis psicológico social.
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